lunes, 17 de octubre de 2011

Una historia creíble


La fantasía y las historias creíbles.
Semanas atrás, en el taller de narrativa leímos el primer capítulo de mi novela “El vuelo del ranoraky”. Luego Rubén Padula, el coordinador (e invalorable corrector), realizó una serie de comentarios sobre ese capítulo y la novela en sí.
En un momento habló de una historia creíble y uno de los presentes preguntó: “¿Creíble?” e hizo referencia a cuán creíble podría ser una historia de fantasía que habla sobre duendes, hadas y demás. Rubén aclaró sobre el tema, explicando que si alguien se sumerge en la lectura de este tipo de literatura, acepta (al menos dentro de la historia) la posibilidad de la existencia de esos seres.
Hoy paseaba por algunos blogs de escritores y me detuve a leer varios posts de Blas Malo Poyatos, es su blog A Hemingway le negaron 27.
En una de sus entradas sobre Escribir una novela, Blas expresa con exactitud lo que significa una historia creíble:
“Cuando digo que la historia debe ser creíble me refiero a que, atendiendo al género en que se encuadra la novela, el lector asume unas suposiciones iniciales, digamos unas ideas preconcebidas.”
“En novela fantástica, donde entran en juego seres como enanos, elfos, trolls, minotauros, orcos... no todo está permitido. También existe su lógica, por ejemplo, el lector puede suponer que existen unas leyes diferentes adicionales, sea el Maná, la Fuerza Vital, la Magia, etc., lo que no anula las leyes de la naturaleza. La Ley de la Gravedad sigue su curso. Si un personaje se cae por una catarata y de repente desciende ileso levitando hasta posarse suavemente sobre el suelo, no basta decir: "Es que es un mago, y sabe levitar. Se lo enseñó su maestro, y no había usado ese sortilegio nunca. ¡Sorpresa!". Incluso la aparición de la Magia debe tener una lógica, una explicación para que el lector lo asuma como lógico: ¿de dónde proviene esa magia? ¿De unos cristales divinos, de una manifestación del poder de Gaia-Tierra? ¿Del desarrollo de poderes mentales?
Las leyes de la física, en literatura fantástica, dentro de la lógica de su mundo pueden manipularse pero nunca anularse sin una explicación. Si no se hace así, si no se explican las cosas, el lector se verá obligado a hacer un "acto de fe"; lo más probable es que le choque y eso, amigo escritor, hará que deje de estar dentro de la lectura. Por ejemplo, la gravedad impide que los animales alcancen de forma natural un tamaño gigantesco, y a lo mejor en tu historia sale un dragón realmente enorme llamado algo así como Ankalagon. Es fantasía épica, el lector asume que un dragón puede salir, y puede asumir también que el bicho mida más de doscientos metros de fauces a cola, ¡pero explícales cómo es eso posible! Dile que el Enemigo Oscuro, Melkor, tomó a una lagartija corriente y poniendo su maligno poder en ella, tras cientos de años su progenie creció y desarrolló alas y que gracias a su Fuego Oscuro aquel reptil se hizo tan enorme que provocaba eclipses allá por donde pasaba.”
Esa es la idea… Si hay que romper lógica y estructuras, que al menos sea de modo creíble.
¡Nos leemos!

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2 comentarios:

  1. SEGURAMENTE EXISTE UNA LÍNEA MUY DELGADA ENTRE LO CREÍBLE Y LO INCREÍBLE. ME RECORDÓ A CARPENTIER, EN SU GÉNERO REALISMO MÁGICO ADOPTADO LUEGO POR GARCÍA MARQUES, DECÍA "QUE ES LATINOAMÉRICA, SINO UNA CRÓNICA CREADA DE LO MARAVILLOSO EN LO REAL"
    UN GUSTO LEERLO COMO SIEMPRE.

    TANIA.

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  2. ¡Gracias Tania!
    Es el gran desafío del escritor, hacer creíble lo increíble. Crear mundos que solo existan (y sean diferentes) en la mente de cada lector :)

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