sábado, 9 de junio de 2012

Olaf




La calle no le pertenecía, pero por ahí lo encontramos. No era de esos callejeros sin dueño ni collar, que van por sus vidas compartiendo pulgas, huesos y juegos. Venía de buena raza; de esas con ojos celestes y pelaje grueso que gustan del frío y de la nieve. Se le notaban los años y la enfermedad. Avisamos a los medios, dispuestos a encontrar a su familia, pero nadie apareció. Y nos quedó la duda de si andaba perdido (con el tiempo nos demostró su habilidad de escapista), o simplemente se habían olvidado del viejito.
Así llegó Olaf a nuestro hogar. Heredó su nuevo nombre de otro Olaf, atorrante como el famoso de las historietas y que le venía al dedo.
Desde el principio impuso sus condiciones: comeré alimento balanceado del mejor; te daré la mano solo a cambio de unos tragos de refresco; subiré a tu auto, pero en el asiento delantero. Sí, parecía hablar.
Apenas lo disfrutamos un par de años, aunque fueron suficientes para llenarnos el corazón de ternura y compañía. Cuando lo recordamos, imaginamos que estará corriendo feliz, delante de algún trineo, o cavando pozos en un patio lejano.

No sé por qué se me vuelve mar la mirada, si al final, como dice la canción, no era más que un perro.


© Sergio Cossa 2012

11 comentarios:

  1. Palabras tiernas para un recuerdo cierto y profundo
    Un miembro menos en la familia: tené paciencia, pronto la vida compensa.

    Un afectuoso abrazo

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  2. Algo me dice que hoy no toca ficción, Sergio y si es así, no sabes cuánto te entiendo.

    Si yo hubiese sido perro, me hubiese encantado que me recordaran con tanto cariño.

    Un abrazo,

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  3. Sergio, me has hecho llorar.
    Recordé a mi tierna Penny, a la que recogí una mañana de invierno y que durante más de 5 años, me alegró cada día con su mirada agradecida y confiada.
    Un saludo.

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  4. Sergio:
    Aunque sea un lugar común, quien nunca tuvo un perro no podrá saber el cariño que da y el que le tomamos. En ellos no hay especulación alguna, todo es claro como el agua cristalina de una vertiente.
    La pérdida de un amigo de esas características es muy dolorosa.
    Y por el vacío que deja, imposible de disimular, siempre nos obliga a reincidir con otro, tan maravilloso como lo era él. La muerte de un perro siempre me entristece.
    Un saludo de compañía.

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  5. Maravillosa manera de expresar todo lo que un ser te ofrece. Miradas atentas, pendientes de un susurro o movimiento. Miradas lánguidas y como queriendo decir te entiendo. Pasos acompasados a la coincidencia de nuestras vidas, alegres, juguetones.
    Compañeros de nuestras etapas, pacientes, expectativos, fieles... inolvidables

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  6. Creo que aunque el relato sea fantástico, no tiene nada de fantasía... Los que tenemos perros y hemos pasado por eso, sabemos lo que se les echa de menos. Notan cuando estás contenta o triste, lo notan de verdad... y te traen su pelota, y se tumban a tu lado y te dan la pata aunque no se la pidas. Claro que no es solo un animal. Es un amigo, porque se porta como tal.

    Un beso, Sergio.

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  7. Amig@s, respondo a todos porque mi día viene muy complicado de horarios.

    Olaf fue rescatado de la calle por una agrupación animalista y yo lo adopté como compañero. Los veterinarios le calculaban unos diez años de edad y estaba muy enfermo. Después lo recibió un matrimonio amigo, que tenía mejores condiciones de tiempo y espacio para albergarlo.
    Ellos lo contuvieron y disfrutaron de su compañía hasta el final. Yvón, mi amigo, me dijo que ese personaje merecía algún otro recuerdo, además del de nuestra memoria.
    Espero haber estado a la altura de las circunstancias.

    Un abrazo a tod@s.

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  8. Qué belleza de post, el final lo dice todo... "no era más que un perro", esa frase, con supuesto sentido irónico muestra de manera contundente y consistente lo que los animales representan en nuestra vida.
    Te sigo desde ya, esperando me visites cuando tengas deseos.
    Un beso al alma desde Montevideo a Río Cuarto.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Paula. Ya me pasé por tu flamante blog.
      Te deseo lo mejor para esa empresa que es mostrar a todos lo que nos pasa por el corazón al escribir.
      ¡Un saludo afectuoso desde Río Cuarto!

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  9. Sólo quién tiene a su lado un perro puede conocer la magnitud de tu escrito. No hay ser que equipare tanta consideración por los humanos que nunca llegamos a tener la nobleza que tienen estos animales.

    Mi Simba, es para mí lo más sagrado por este tiempo, mi ángel guardián, y es él el único capaz de contenerme sin más interés que el estar en compañía. Nadie espera por mí ni me obsequia tanto amor como él. Tiene diez años perrunos... es decir setenta, ambos cuidamos de nosotros y así será hasta que su luz o la mía decidan iluminar otros cielos.
    Por eso Olaf y todos los de su especie merecen el recuerdo y la palabra.

    Abrazo fraterno Cumpa.

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    1. Bienvenida a estos pagos, Pat :)
      Las mascotas perrunas son incondicionales. Y jamás nos traicionarían. Y eso que no leen mucho sobre la amistad, la lealtad, etc. :)
      ¡Un abrazo y la seguimos en el taller!

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