viernes, 26 de octubre de 2012

Eterno



Los años crearon grietas que modelaron mi rostro, mientras que el tuyo asemeja porcelana fresca. Tus ojos, viejos y sabios como los míos, transparentan la juventud y la esperanza del amor recién nacido; aquel amor que juramos eterno y paladeamos de luna a luna; que jamás escoró por dudas o rencores. Temí porque te marcharas. Sufrí pensando que mi cuerpo anciano y pesado quedaría rezagado ante tu paso etéreo. Que tu lozanía sería seducida por una competencia a la cual no podría enfrentarme. Sin embargo, permaneciste a mi lado. ¿Quién podría separarnos, si la muerte no pudo hacerlo?

© Sergio Cossa 2012

viernes, 12 de octubre de 2012

El "cabezón" Rearte


En el taller del miércoles nos propusimos un ejercicio: crear un personaje cualquiera y que después ese personaje responda a uno de los cuestionarios que se ven por la web y que se atribuyen a Proust.
Me salió esto (plagado de argentinismos)

EL "CABEZÓN" REARTE

Siempre fue un tipo jodido. Su cabeza cuadrada y mal asentada sobre el cuello fino, motivó interminables cargadas desde la infancia. Su carácter irritable y violento lo llevó a imponer condiciones y respeto a las piñas. Marcó el terreno de su vida ayudado por un cuerpo voluminoso, que acentuó con la práctica del boxeo, y solo unos pocos muy cercanos aún se le animan al apodo de “cabezón”.
Desde la adolescencia, su lema principal fue: “ser inteligente no significa estudiar mucho, sino saber acomodarse”. Así, terminó apenas el secundario, entró a trabajar en una fábrica de caños de escape y comenzó su militancia en el sindicato. Poco tiempo pasó hasta que se lo vio en las marchas y en los aprietes detrás de la cúpula sindical, repartiendo amenazas y empujones. A medida que ascendía, recibía mejores coimas y arreglos de parte de los dueños de las fábricas, además, la buena cantidad de delegados que lo seguían llamó la atención de algunos políticos, quienes lo invitaron a integrarse al partido.
Su origen humilde quedó relegado, gracias al piso en el centro y a trajes  de corte exclusivo: “las camperas son para los negros”, solía decir.
A los cuarenta, acomodado y con su poder en crecimiento, se divorció de la madre de sus hijos para juntarse con una modelo de veinte. Pero no se olvidó de su familia: el hijo mayor quiso estudiar Derecho en Estados Unidos y le compró un departamento en Cambridge, cerca de Harvard.
Algunas canas pintan las cerdas del cepillo negro que parece su pelo, pero la mirada ladina y feroz le marca más que nunca los ojos marrones.
Para las últimas elecciones le ofrecieron la candidatura a diputado. El triunfo oficialista estaba asegurado y él quedaría entre los más importantes de la bancada. Pero lo rechazó. Ese cargo lo dejaba expuesto y no le convenía. Había aprendido a crecer desde las sombras y sabía que allí era donde se gestaba el verdadero poder.


Sentado en la sala de espera del odontólogo, con una revista en las manos como pasatiempo, se pone a responder mentalmente el cuestionario que encuentra en las páginas dedicadas al autoconocimiento:

La cualidad moral que prefiere.
De qué moral me habla. La moral del poder es la que manda. El resto viene solo.

Las cualidades que prefiere en un hombre.
Tiene que ser bien cojonudo. Y ágil con la cintura.

Su noción de la felicidad.
A la felicidad hay que ganársela. El viejo decía que con trabajo y salud era feliz. Así le fue. Morirse de un cáncer mal tratado en ese hospital de mierda.

El principal rasgo de mi carácter.
Cojonudo y con la cintura ágil, como dije antes.

¿Cuál es el colmo de la miseria?
Miserable es el judío de mierda que me persigue hace años, por el crédito que no le pagué. ¿Eso estará preguntando?

¿Por cuáles errores tiene mayor indulgencia?
Por alguno mío nomás.

Sus directores preferidos.
Menotti y Bilardo.

¿Cuál es su ocupación favorita?
El afano que no se note. Antes era la de testaferro, pero ya subí ese nivel.

¿Quién le gustaría haber sido?
El “turco”, quién más.

¿Qué es lo que más aprecia de sus amigos?
Amigos las pelotas, el único que se la banca es el Jorge. Ese es de fierro. 

¿Cuál es su principal defecto?
Pasarme de largo con los cojones. A veces me juega en contra.

Si fuera un libro ¿cuál sería?

Si fuera un animal, ¿cuál sería?
Un toro de los bravos y con mucho huevo. También por los cuernos que me mete la hija de puta de la Yanina, pero ya la voy a agarrar.

Si fuera una flor ¿cuál sería?
Quién será el marica que escribe esta mierda.

Si pudiera reencarnar en persona o cosa, ¿en quién escogería?
Otra vez pregunta lo mismo. Habría sido el “turco”.

¿En qué consiste el amor?
Qué mierda sé yo.

¿Cuál es su mayor extravagancia?
Cojerme a la secretaria de la ministra en el baño del ministerio. Linda turra.

¿Cuál es su objeto más preciado?
Mi anillo de diamantes.

¿Cuál ha sido su mayor triunfo?
Haberle cagado la carrera en el sindicato al “mono” González. No se le animaba nadie a ese hijo de puta.

¿Cuándo y dónde es más feliz?
En el Caribe. Me caga de gusto ese país.

¿Cuáles son sus pintores favoritos?
El Berni ese. Me gustó la cara de muertos de hambre que les hizo a los laburantes en el cuadro que está en el sindicato.

¿Y actores y actrices de cine?
Chuc Norris y la que trabajó en Misión Imposible.

Si fuera una silla ¿de qué estilo sería?
De fierro.

¿Cuál ha sido su viaje inolvidable?
Al Caribe, ya lo dije.

¿Qué le disgusta más de su apariencia?
Las canas que empiezan a aparecer. Aunque algunas boludas dicen que me queda lindo.

¿Cuál es su mayor temor?
Caer en cana.

¿Cuál es su vicio?
Las pendejas. Y la blanca, pero me estoy cuidando.

¿Cuáles son sus platillos favoritos?


–  Señor Rearte, pase, el Doctor lo espera.


© Sergio Cossa 2012