Los años crearon grietas que modelaron mi rostro, mientras que el tuyo asemeja porcelana fresca. Tus ojos, viejos y sabios como los míos, transparentan la juventud y la esperanza del amor recién nacido; aquel amor que juramos eterno y paladeamos de luna a luna; que jamás escoró por dudas o rencores. Temí porque te marcharas. Sufrí pensando que mi cuerpo anciano y pesado quedaría rezagado ante tu paso etéreo. Que tu lozanía sería seducida por una competencia a la cual no podría enfrentarme. Sin embargo, permaneciste a mi lado. ¿Quién podría separarnos, si la muerte no pudo hacerlo?
© Sergio Cossa 2012
Una sola palabra... WOW
ResponderBorrarSALUDOS
CARLOS
TE INVITO A LEER ESTE MICRORELATO: http://desapolillandoarchivos-series.blogspot.mx/2012/10/5-de-agosto-de-1995.html
BorrarSergio:
BorrarHay amores extraños, como el del fantasma de Canterbury, o el de Norman Bates, pero el de este viejito no se queda atrás de nadie.
Un gran abrazo.
Carlos, gracias. Ya me paso por tu blog.
BorrarUno de fantasmas, Arturo :) Y de amor, que es lo que vale.
¡Abrazos!
Buenas,
ResponderBorrarNos gustaria invitarte a unirte a nuestro proyecto de literatura. Se llama Publize.com y es una red social para amantes de la literatura, en la que los escritores pueden darse a conocer o difundir su obra y los lectores encontrar cualquier tipo de lectura.
Te animamos a probarlo. Puedes darte de alta en www.publize.com, donde también podrás encontrar información. No hay que pagar nada ni dar tu cuenta ni nada por el estilo ;)
Saludos