sábado, 28 de abril de 2012

Ostentación




Meditó durante años en la montaña. Allí absorbió la naturaleza, elevó el espíritu, despejó su mente y glorificó su corazón. Luego descendió a la ciudad, reconfortado y dispuesto a vivir íntegro y feliz. A los pocos días hallaron su cuerpo destrozado.

¿Acaso puede salir indemne quien se pasea cubierto de joyas por un mundo poblado de pordioseros y ladrones?


© Sergio Cossa 2012

miércoles, 25 de abril de 2012

Victoria inesperada




Los historiadores tejieron varias leyendas sobre la hazaña de Filípides. En ellas se narra cómo el atleta corrió cuarenta kilómetros desde la bahía de Maratón hasta Atenas, para anunciar el triunfo de los griegos sobre los invasores persas. Esos textos jamás pudieron ser comprobados de manera empírica.
El reciente descubrimiento de rollos manuscritos, fechados en aquellos días, trajo a la luz lo ocurrido:

Los atenienses marcharon en defensa de su ciudad sabiéndose inferiores al poderío persa y con la certeza de que serían derrotados. Mas la alegría de la victoria los llenó de júbilo, por lo que enviaron a Filípides para anunciárselo a sus mujeres.

Corrió el joven los senderos de piedra hasta perder el aliento. Cuando atravesó el portal de la ciudad, comenzó a gritar:

–¡Hemos vencido!
Acto seguido, de la mayoría de las casas atenienses surgieron hombres con sus túnicas y sandalias en las manos, quienes emprendieron un veloz escape rumbo a las montañas.
Los soldados regresaron a los pocos días y encontraron la tumba de Filípides adornada con cerámicas. En el epitaphios, escrito por las mujeres, se alababa su sacrificio y se indicaba que había muerto de cansancio.


© Sergio Cossa 2012

lunes, 23 de abril de 2012

Lejanía




El vehículo recorre el camino seco y polvoriento, cansado de esquivar pozos y huellones de antiguas lluvias, la tierra se filtra por cada agujero excavado por la herrumbre, se pega en la cara del conductor, todo sudor, todo cansancio de años, de pobreza, de alcohol y de abandono, porque al andar esta ruta miserable, el viajante ganó en soledad y ausencias, en conocer lejanías, solo le queda el cascajo en que viaja, una maleta sin cerradura y un rumbo hacia la nada.

© Sergio Cossa 2012

jueves, 19 de abril de 2012

El escorpión y la rana


La charca de las ranas


El blog La charca de las ranas es un agradable ecosistema al que son invitados los escritores que deseen compartir sus textos con tendencia anfibia. Hoy le llegó el turno a un micro mío, que juega con la famosa fábula. Lo pego aquí, pero igual los invito a que den un buen salto de batracio hacia tan divertido blog. Allí los espera Puck, organizadora del charco y a quien agradezco la iniciativa. ¡Lleven sus micros!


EL ESCORPIÓN Y LA RANA

Cuando la rana llegó a la orilla opuesta del río, el escorpión bajó de su lomo, agradecido.
–Sentí miedo porque me picaras– dijo la rana.
–Eso no es lógico, amiga. Tengo esposa e hijos. Si te clavaba mi aguijón, habríamos muerto los dos y ellos sufrirían. ¿Tenías miedo y me cruzaste igual?
–¿Por qué negar un favor a quién lo pide de buena manera? Si me hubieras picado, habría muerto de tristeza.


© Sergio Cossa 2012

martes, 17 de abril de 2012

APARIENCIAS


Apariencias - Sergio Cossa


–¡Jesús Rodríguez! –grita el policía parado en la puerta de la oficina de aduanas. En su mano derecha sostiene un pasaporte, que golpetea sobre su palma izquierda.
Desde la fila en la que esperamos el cruce de frontera se desprende un joven treintañero. Vestimenta deportiva, cabello largo atado formando una colita. En su nuca puedo ver el tatuaje de la clásica hoja de cannabis y varios piercings de colores brillan en sus orejas. De su hombro cuelga un bolso pequeño con inscripciones en inglés. Ingresa a la oficina de control y el policía entorna apenas la puerta. A través de la abertura, observo cómo lo requisan e interrogan. Pasados unos minutos, regresa a la fila con su pasaporte en la mano y una prenda amarilla escapando de su bolso mal cerrado.
–Portación de cara– responde a las miradas inquisidoras de los viajeros.
Unos metros detrás, espero tranquilo, enfundado en mi impecable traje azul y confiado en el doble fondo de mi maleta Samsonite.


© Sergio Cossa 2012

jueves, 12 de abril de 2012

El verdadero destino de las ratas




Llevaba meses escuchando los ruidos que subían desde el sótano de la casona que había heredado. Sonaban como rechinar de cadenas y carreras ligeras. Supuso que eran ratas que vivían entre los vetustos muebles y cacharros allí apiñados. Fumigó una y otra vez, pero los ecos sordos regresaban pronto, especialmente en la soledad y el silencio de la noche.
Decidido a descubrir qué habitaba bajo el piso del caserón, descendió por la escalera de madera y cerró la puerta, impregnándose del antiguo olor a mazmorra. A tientas, se sentó en una silla y esperó inmóvil. Sus pupilas dilataron hasta percibir siluetas de objetos y sus oídos ahondaron en búsqueda del mínimo rumor. Horas después, el frío húmedo prensaba sus huesos tanto como el hambre retorcía su estómago, pero no se permitió el más leve movimiento.
Casi vencido por el sueño, un deslizamiento de maderas lo sacudió. Entrevió un agujero en la pared y una melodía penetró en el lugar, junto a lo que parecía el avance de una horda silenciosa.
Algo crujió junto a su cabeza y al voltearse vio una rata inmensa sobre un peldaño de la escalera. La rata saltó a su hombro y se introdujo a través del cuello de su camisa hasta su espalda. Intentó una carrera desesperada, pero su cuerpo entumecido no respondió. Se desplomó sobre una alfombra de pelos negros y dientes aguzados. El horror de la muerte lo invadió, y mientras se cerraba el agujero, vislumbró el brillo metálico de una flauta.


© Sergio Cossa 2012

miércoles, 11 de abril de 2012

Queridos políticos


En mi ciudad estamos en vísperas de elección de intendente, o alcalde, para los que leen desde lejanas tierras. Luego de dos meses de soportar las campañas de los interminables candidatos, quiero expresar el sentimiento que me despiertan los políticos a través de este video. Señor Cobranzas fue escrito por la banda Las manos de Filippi y lo terminó haciendo popular Bersuit Vergarabat, de quien es esta versión.
Los nombres (algunos ya muertos y otros resucitados), se los cambian a gusto y verán que lo pueden cantar también en sus países. Las puteadas también son adaptables.
Un saludo.



Sr. Cobranzas
(Las manos de Filippi)

Voy a la cocina, luego al comedor
Miro las revistas y el televisor
Me muevo para aquí 
Me muevo para allá
Norma Pla a Cavallo 
Lo tiene que matar 
Que me viene con chorizo 
Pero ya va a llegar 


Que cocinen a la madre 
De Cavallo y al papá 
Y a los hijos (sí es que tiene) 
O a su amigo el presidente 
No le dejen ni los dientes 
Porque es Menem
Menem se lo gana 
Y no hablemos de pavadas 
Si son todos traficantes 
Y sino el sistema ¿Qué? 


No me digan se mantiene 
Con la plata de los pobres 
Eso solo sirve para mantener algunos pocos 
Ellos tranzan, ellos venden 
Y es solo una figurita 
El que esté de presidente 
Por que si estaba Alfonsin 
El que tranza en otro gil 


Son todos narco y de los malos 
Si te agarran con un gramo 
Después que te la pusieron 
Se viene la policía 
Y seguro que vas preso 
Y así sube la balanza
El precio también sube 
También sube la venganza 
Y ahora va ¿ahora que? 
Son todos narcos, y le presidente 
Es el tipo que mantenga 
Más tranquila a nuestra gente


Lleva plata del lavado
Mientras no salta la bronca 
Del norte nos mandan palos 
Ay, ay, ay uy, uy, uy 
¿Qué me dicen del dedito 
Que le meten en Jujuy?


Ese es el perro, es Santillán 
Si no lo pueden voltear 
Lo van a querer comprar 
Con discursos sino le sale 
Son capaz de dar acciones 
A los grandes mercaderes 


Eso no importa, porque el perro 
Va dejando otro perrito 
Que le mete a este sistema 
El dedito en el culito 
Y como sangra y no es el culo 
Sino el que sangra y se retuerce 
Es el gran culo de este mundo 


¡Adiós el muro estanilista! 
Los demócratas de mierda 
Y los forros pacifistas
Todos narcos, todos narcos
Te transmiten por cadena 
Son el caos, paranoiquean 


Te persiguen si sos puto 
Te persiguen si sos pobre
Te persiguen si fumás 
Si tomás, si vendés
Si comprás un pobre toco 
Que lo hacés para comer


¿Ahora qué, que nos queda? 
Elección o reelección 
Para mí es la misma mierda 
¡Hijos de puta! en el congreso
Hijos de puta en la Rosada 
Y en todos los ministerios van cayendo 
Hijos de puta que te cagan a patadas 


Por que en la selva se escuchan tiros 
Son las almas de los pobres
Son los gritos del latino


Por que tienen el poder 
Y lo van a perder.



© Sergio Cossa 2012

martes, 10 de abril de 2012

Publicación en Revista Narrativas: El duelo


La Revista Narrativas es una publicación electrónica bimestral y gratuita, de la cual acaba de salir el número 25. En sus 150 páginas se pueden leer ensayos, relatos y reseñas de la literatura contemporánea en español.
Mezclado con trabajos de excelentes autores de diversos campos, se arriesgaron a publicar un microrrelato mío: El Duelo.
Lo reproduzco en mi blog, pero igual los invito a descargar el PDF o recorrer los números anteriores de la revista, puesto que su contenido es sobresaliente.
Demás está enviarles mi saludo agradecido y el deseo de un constante crecimiento.




EL DUELO

Nos observábamos de frente, recostados en cada pared del campo de batalla. La distancia exacta, los brazos en arco, las manos crispadas y nuestras bocas dispuestas a disparar.
Pensé que si atacaba primero provocaría más daño, así que lancé mi burla apuntando a su cabeza. Pero ella, con sus defensas intactas, la esquivó con una mueca y contraatacó mediante un sarcasmo áspero. No esperaba su reacción y acusé el golpe de la onda expansiva. Solo dudé unos segundos y disparé uno de mis potentes dardos venenosos. Mi ofensa inmovilizó su hombro izquierdo. Mientras se frotaba por el dolor, me espetó una serie de improperios y agravios que nunca escuché de su parte. La sorpresa produjo un calambre en mi estómago y casi caigo de rodillas. Conseguí inspirar profundo y un insulto ácido escapó rasgando mi garganta. Y le dolió. Vaya si le dolió, que le saltaron lágrimas y se tapó los oídos.
Así continuamos, dos Templarios batidos a duelo, lastimándonos con nuestros mandobles. La batalla finalizó cuando las energías menguadas nos impidieron emitir sonido alguno.
Empate.
Luego nos propusimos unir esfuerzos para seguir adelante, sin enfrentarnos más. Pero los dos sabíamos que las heridas infligidas eran profundas y volverían a abrirse periódicamente, desangrándonos.


© Sergio Cossa 2012

jueves, 5 de abril de 2012

Hormonas



Todas las mañanas el novicio limpiaba los ventanales del monasterio. Desde lo alto, observaba el paso de tres muchachas cargadas con cestas de compras. Las jóvenes lo saludaban y le arrojaban besos sonoros, para luego alejarse entre risas. En uno de esos paseos, la más robusta levantó su falda hasta la cintura y las carcajadas fueron escandalosas. El novicio se dirigió hasta el despacho del viejo director, donde solicitó permiso para salir del monasterio. Señalando con su pipa hacia el granero, el maestro sentenció:
–En ese gran pajar he ocultado una aguja. Si algún día la encuentras, poseerás la sabiduría para enfrentar al mundo y podrás partir.
El joven dio media vuelta y se marchó. A los pocos minutos enfiló hacia el pajar con un detector de metales.


EDITO:
Este micro participó en el primer concurso de microrrelatos del blog La siguiente la pago yoNo ganó nada, pero igual me dieron el diploma donde se debe leer que lo importante es participar.


La siguiente la pago yo - Diploma


© Sergio Cossa 2012

martes, 3 de abril de 2012

El origen de las especies


Origen de las especies - Microrrelato - Sergio Cossa


El fuego subía descontrolado. Lejos, muy abajo, quedaron los intentos por detenerlo. Consumía a gusto los últimos pisos del rascacielos. Muchos ya habían perecido. Los apáticos cayeron primero, sin deseos de escapar a las llamas. Luego los incrédulos: sabían que jamás serían rescatados. Por la mitad del edificio se entregaron los pesimistas. Los valientes murieron como héroes, en el intento de salvar a los indecisos. Convencidos de contemplar el apocalipsis, sucumbieron los creyentes.
En la terraza, besando las nubes, unos pocos evolucionistas aguardaban a que terminaran de crecer sus alas.


© Sergio Cossa 2012