La abuela Mercedes desmigaja
historias entre mate y mate. Recuerdos húmedos y tropicales de su infancia
paraguaya, contados en presente, mezclados con palabras en guaraní y con su
acento inmune al paso del tiempo en Buenos Aires.
Nos habla del yasí-yateré, el
duende rubio que se roba los niños a la siesta y de cómo ella lo desafiaba,
para rescatar huevos de gallina en el monte vecino. De repente enlaza con un
tío abuelo, quien se enriqueció construyendo una iglesia: excavando los
cimientos encontró un cofre repleto de oro, escondido por el mariscal Solano
López, en su fuga luego de la guerra de la Triple Alianza.
Recuerda a su madre, a su abuela
que la crió y a un cuñado muerto hace tiempo, quien vendió por su cuenta un
Stradivarius herencia de familia. Logra que me extravíe entre tanto pariente y
solo emita algún comentario de ocasión para amenizar su monólogo.
Un nieto armoniza la charla con
un punteo en guitarra de Pájaro Campana y Merceditas y ella salta a sus años de
inmigrante y comunidad. A su lucha por dignidad y trabajo, con unas tijeras
apuntando a la garganta de un patrón déspota.
Ahora sale desafío a las damas y
se vuelve un temible adversario: jugadora hábil, concentrada y con mañas veteranas.
La abuela Mercedes tiene memorias
de coser techos de lona, de enfermera de barrio, de siembra y cosecha de su
huerta. De construir, ladrillo a ladrillo, casa y familia de hijos, nueras y
nietos. Y también tiene un sueño: visitar por última vez a su Paraguay añorado.
La veo poco, con esto de los
tiempos y las distancias, pero cuando compartimos, me llena de historias, de
leyendas y fábulas. Y yo, mientras la escucho, intento en vano alojar tanta
vida en solo trescientas palabras.
© Sergio Cossa 2012
© Sergio Cossa 2012
Me ha gustado tu historia sobre la abuela, tu estilo y esa forma de encabalgar las frases... "la abuela Mercedes tiene memorias de coser techos de lona, de enfermera de barrio, de siembra y cosecha de su huerta. De construir, ladrillo a ladrillo, casa y familia de hijos, nuera".
ResponderBorrarSí, te seguiré leyendo. Un placer haberte encontrado en las páginas de estanochetecuento.
Gracias por el comentario, Marisol.
ResponderBorrarLa abuela Mercedes tiene historias para hacer poesía, narrativa, poesía en prosa y hasta novela negra :))
Recién me apunté en tu blog.
¡Un saludo!
Amigo Sergio. Esta historia, con recuerdos en guaraní entre mate y mate, me ha hecho sentir feliz. Feliz por varios motivos, no sólo por el hecho de la lectura en sí misma, que de por sí es bella, sino por mi compromiso con esa tierra paraguaya con la que vengo colaborando desde hace años con las comunidades más desfavorecidas. Primero a través de Fe y Alegría y ahora a través del Centro Unesco de la Región de Murcia, mi tierra,teniendo el honor de haber tenido amigos que me mostraron ese camino y que hoy, fruto del trabajo de años y el empeño de muchos, ya se han construido varios colegios, con aljibe, comedor y letrinas, y se han editado y enviado libros de texto en guaraní y español que se están, gracias a Dios, trabajando en las distintas etnias en las que ya estamos presentes.
ResponderBorrarTal vez algún día, también tendré alguna colección de relatos de todos estos buenos, aunque tristes, recuerdos.
Un abrazo.
Un abrazo
Pedro, pues te diré que es mucho lo que hacés desde tan lejos, teniendo en cuenta que a la mayoría de los de por acá cerca ni les importan los pueblos originarios.
ResponderBorrarNo conozco en persona la tierra paraguaya, pero la revivo a diario con Blanca, mi pareja y la abuela Mercedes, que es su madre.
Un abrazo y gracias por tu comentario.
Acabo de pasar por tu blog y te sigo, para saber de tus novedades.
¡Saludos!
Me ha gustado ese tono de casi cuento en que relatas la vida de la abuela.
ResponderBorrarDan ganas de conocerla.
Besos
Mientrasleo, la abuela Mercedes es casi un cuento :)
ResponderBorrarUn beso y gracias por pasarte.
Decir que me gustó es decir muy poco, realmente me ha parecido la sinopsis de una novela que leería gustosa, explicada con frases muy bellas.
ResponderBorrarMis más cordiales saludos!
Gracias Lara.
ResponderBorrarHay más de la abuela que por ahí voy a escribir :)
Me paso por tu blog.
Siete años después que escribiste este hermoso relato, no tengo más que palabras de agradecimiento porque en tus trescientas palabras su vida fue enmarcada en un maravilloso homenaje que hoy le rendimos a un año de su partida. GRACIAS!
ResponderBorrarHola Sergio yo soy unos de sus nietos de mi querida y amada abuela y si tenía muchas anécdotas gracias
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