La niña comenzó a comer tierra en sus juegos cuando tenía apenas un año. La madre fue a consultar a un curandero, quien le impuso que recogiera tierra bendita del cementerio. Eso quitaría el deseo de la chiquilla.
Pasó el tiempo y como nada cambiaba, la madre se dirigió al cura del barrio. Este la conminó a rezar cada noche diez avemarías, hasta que se limpiara el alma de su hija.
Cuando cumplió los dos años, la niña los festejó con unas sabrosas tortas de barro del patio de la casa.
Entonces la madre visitó al médico, quien recetó gotas para la pequeña, las cuales le inhibirían la adicción.
A los tres años, desesperada, la madre renunció a consultar a los especialistas del cuerpo y del alma y dejó al alcance de la niña unos cuantos confites de tierra rellenos con pimienta.
© Sergio Cossa 2012
IT´S A VERY NICE STORY AND FUNNY AS WELL. I REALLY LIKE IT.
ResponderBorrarSEE YOU.
MELY
SEATLE.
Me alegro de que te haya gustado, Mely.
ResponderBorrarGracias por pasar.
¡Saludos!
Este micro es muy bueno. Lo digo en serio, te felicito, Sergio.
ResponderBorrarBlanca
Muchas gracias, Blanca :)
ResponderBorrarMe están gustando mucho tus micros, Sergio. No hace falta que te repita que escribes muy bien.
ResponderBorrarUn abrazo.
Por cierto leyendo este micro me ha venido a la mente un personaje de Marquez que comía yeso de la pared, creo que era Rebeca en 100 años de soledad.Entre los peques estos gestos son normales jaja mi hija tenía un amiguito que hacía agujeros en las paredes con una cuchara, y no para comerse el yeso sino para joder a su madre, que lo perseguía con una escoba.
Tal vez el Gabo creó ese personaje mágico recordando a algún niño real... Las letras todo lo pueden :)
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