El vehículo recorre el camino seco y polvoriento, cansado de esquivar pozos y huellones de antiguas lluvias, la tierra se filtra por cada agujero excavado por la herrumbre, se pega en la cara del conductor, todo sudor, todo cansancio de años, de pobreza, de alcohol y de abandono, porque al andar esta ruta miserable, el viajante ganó en soledad y ausencias, en conocer lejanías, solo le queda el cascajo en que viaja, una maleta sin cerradura y un rumbo hacia la nada.
© Sergio Cossa 2012
Sergio:
ResponderBorrarY no debe ser el único.
En mi afortunado caso, he caminado mis buenos kilómetros por picadas de tierra polvorienta, en camionetas maltrechas, aunque nunca me sentí como tu personaje.
Por ello es que estoy seguro de que debe haber unos cuantos como él -ahora mismo- devorando sendas.
Para quien no conozca esos guadales, quizás no le llegue tanto tu descripción, como a mí.
Lo has descripto perfectamente.
Un saludo.
Ese rumbo hacia la nada duele, sabe a soledad, hastío. Muy bien reflejado el vacío de ese viaje a ninguna parte
ResponderBorrarsaludillos
Arturo, el interior de los países creció gracias a los miles de viajeros que hacían de esos caminos una ruta de vida. Al que nos toca en cuestión, la vida lo ha castigado bastante, parece.
ResponderBorrarSupongo que a vos te habrá dado material para unos buenos cuentos :)
¡Saludos!
¡Qué triste debe ser vivir ese vacío!
ResponderBorrarGracias por visitarme, Puck :)
¡Saludos!
Suena a que detrás de ese viaje hay una historia de dolor. Bien descrito el camino solitario del viajante. Enhorabuena. Abrazos.
ResponderBorrarEste micro nos sumerge en un túnel de tristeza, Sergio. La desazón se mastica en cada palabra.
ResponderBorrarSi escribir es hacer sentir, hoy lo consigues sobradamente.
Un abrazo,
Gracias, Soraya. Las lejanías suelen ser mayores en la soledad.
ResponderBorrarUn abrazo.
Pedro, eso buscaba. Un párrafo de angustia y desesperanza. Me alegra que así se lea.
ResponderBorrar¡Abrazo!
Leyendo tu entrada, he sentido un vacío terrible, la impotencia de ese camino simétrico, sin bifurcaciones ni salidas, sobre todo, porque he recordado el tiempo, ya casi infinito, por el que deambulo por lejanías muy parecidas.
ResponderBorrarAl menos es confortable saber, que desde tus líneas emergen también, otros viajeros.
Un fuerte abrazo:)
Sergio, tu micro se sumerge: en el abandono; en la soledad; en los últimos años, cuando ya no hay esperanza. Y logras que lo viva en primera persona.
ResponderBorrarMe pareció fantástico.
Un abrazo fuerte.
Esos caminos pueden ser también metafóricos, pero no menos dolorosos.
ResponderBorrar¡Un abrazo, Ely!
Nicolás, la soledad, el desapego, el no pertenecer. Debe ser angustiante.
ResponderBorrarMe alegra que te haya gustado y gracias por pasar.
¡Abrazos!