Para festejarlo, narradores y poetas decidieron compartir una velada en la biblioteca del pueblo. Buscaban juntarse, mimarse. Deseaban gozar de la compañía de iguales, o de distintos, pero amantes de letras, tinta y papel, al fin. A medida que aparecían, eran recibidos con abrazos y lágrimas de ausencias.
Julio comentó que faltaban la comida y el etílico, lo cual despertó la nostalgia en la mayoría de los rostros.
De inmediato, y para que el entusiasmo no se derrumbara, Gabriela y Alfonsina recitaron una poesía. Los pequeños grupos acallaron sus voces y así las historias ganaron el espacio. Adolfo tomó la posta, leyendo un cuento corto de fantasía. Luego compartió párrafos de otro que escribió Jorge Luis (este, ante las miradas interrogantes, tradujo lo que había querido expresar). Edgar narró sobre fantasmas y Pablo borroneó unos versos rápidos. La noche avanzó entre rimas y relatos, hasta que los primeros rayos la diluyeron junto a los participantes.
Las cámaras de seguridad del lugar no registraron ninguno de estos hechos.
© Sergio Cossa 2012
Siii tal cual lo imaginé. Que lindo es creer en fantasmas, sobre todo si ellos fueron escritores.
ResponderBorrarQue bello aquelarde se armaron.
vlanka.
Las sábanas de los fantasmas de las bibliotecas están todas escritas :)
BorrarUn beso, Vlanka.
Sergio, no puede existir velada mejor que una reunión de escritores, y si son tan geniales como los que apuntas... pues ya se ha encontrado el paraíso.
ResponderBorrar¡Feliz día del escritor! Aunque me haya demorado en la felicitación.
Un abrazo.
Nicolás, feliz día para vos también. Cada día que escribimos es una felicidad.
BorrarUn abrazo.
Fantástica oportunidad para haber grabado, al menos, las psicofonías de la fiesta, Sergio.
ResponderBorrarFantástico homenaje.
Un abrazo,
Lo que valdría una grabación de esos monstruos juntos...
BorrarGracias, Pedro.
Un abrazo.
ahh..., si pudiésemos curiosear sólo un poquito lo que ocurrió en esa reunión..., si pudiésemos escuchar esos versos, esos relatos de las bocas de sus creadores.Que buen homenaje, sergio, me has alegrado la noche.
ResponderBorrarHabría que probar una noche de estas. Nos escondemos detrás de un estante cuando cierre la biblioteca del barrio y esperamos la llegada de los fantasmas.
BorrarAbrazo, Ángela :)
Sergio:
ResponderBorrarCon solo imaginar lo que podrían contarnos de sus experiencias del otro lado, podríamos leer el mejor libro de antología del mundo.
Excelente relato (¿quién te contó esos pormenores?)
Un abrazo.
¿Los cuentos de Poe serían el doble de terroríficos? :)
Borrar¡Un abrazo desde el más acá, Arturo!
Muy buen texto, Sergio, una reunión en la que querría y no querría haber estado.
ResponderBorrarme parece que estaría muy bien extenderlo, tiene todas las posibilidades para ello.
Un abrazo.
HD
Así es, Humberto. Sé que da para algo más. Comencé con este micro, ahora veo cómo lo llevo a un cuento con más invitados :)
BorrarGracias por pasar.
¡Abrazo!
Ah, cuánto me gustaría tener el honor, alguna vez, de participar en estas reuniones (de oyente, claro. En el mejor de los casos de aprendiz).
ResponderBorrarDelicioso micro, Sergio.
Un abrazo
Yo me encargaría de mantener lejos cada rayo de sol que insinuara la mañana, para eternizar ese encuentro.
BorrarGracias, Patricia.
Un abrazo.
Feliz día, ante todo. Y de la reunión, más de uno quisiera haber estado presente, (aunque creo que tenemos sus textos y, en cierta medida, somos partícipes)
ResponderBorrarAbrazo
También feliz día para vos, Horacio.
BorrarEs cierto eso, por suerte los tenemos siempre cerca, para que nos hablen en cada momento que los necesitamos.
Un abrazo.
Ni las puertas mas inmensas y claustrofóbicas podrán derrumbar la libertad de nuestros pensamientos. La palabra es aire y se escapa por cualquier rendija acomodándose en mentes ávidas de conocimiento e imaginación.
ResponderBorrarMe ha encantado.Saludos.
Me alegra que te haya gustado, ely.
BorrarUn gran abrazo.