Hay hechos casuales y cotidianos que suelen cambiar al mundo. Por ejemplo, a partir de la caída de una manzana, Newton desarrolló la teoría de la ley de la gravedad terrestre. Un acontecimiento similar ocurrió con Albert Einstein. En el año 2010, la Academia Israelí de Ciencias hizo públicos los manuscritos del científico. Entre tantos borradores, se puede leer un texto en el que Einstein narra cómo se le ocurrió eso de la relatividad espacio-tiempo. Descubrió que los diez minutos de su esposa dentro del baño, no duraban lo mismo que los de él, desesperado por entrar.
© Sergio Cossa 2012
jajajajaja, alguna contra debía tener ser varón!!!
ResponderBorrarBeso con sonrisa
Detrás de cada gran hombre, hay una mujer en el baño :))
BorrarUn gran abrazo, Patricia.
Sergio, desconozco si este hecho de Einsten es cierto o no, pero me ha despertado una sonrisa. Yo pienso igual que él, no es lo mismo esperar a entrar en el baño que disfrutar de él.
ResponderBorrarMuy bueno, y pienso que nada es casual, todo tiene su porqué.
Abrazos.
El hecho es cierto hasta lo de la Academia de Ciencias. Después es una burda mentira nomás :)
BorrarY es cierto, no hay casualidades, sino causalidades.
¡Abrazo, Nicolás!
¡Muy bueno, Sergio!
ResponderBorrarNO sé por qué pero siempre sospeché que el viejo Albert entendía poco de damas.
Un abrazo,
Gracias, Pedro.
BorrarSerá que le gustaba más la física que los físicos femeninos :)
Un abrazo.
Sergio:
ResponderBorrarMuy bueno. Me causó una sonrisa cómplice.
Demostraste -otra vez- que sos muy buen observador y mejor transmisor de historias.
Un abrazo.
Muchas gracias, Arturo.
BorrarA veces aparece la punta del ovillo. Solo es cuestión de desenredarlo.
Abrazo.
JAJAJA. La verdad que me hiciste reír.Espero que yo no sea causa de esa relatividad. Por otro lado este comentario: Será que le gustaba más la física que los físicos femeninos" puede estar incluido en el micro.
ResponderBorrarbesos
vlanka.
Con vos, la relatividad siempre es a medias :)
Borrar¡Besos, Vlanka!
Las genialidades nacen de los pensamientos más cotidianos. Los genios reciclan realidades sin transcendencia, y las convierten en teorías revolucionarias.
ResponderBorrarSi pudiéramos entrar en cualquiera de esas cabezas pensativas y creativas, probablemente no percibiríamos nada especial, pero en algún recóndito lugar,hay una luz, una inspiración, una manera distinta de sentir, una visión de lo que será.......
Un abrazo para todos los inconformistas, visionarios y creadores de sueños.
Un saludo.
Mirá vos, ely. Nunca me llegó el aviso de tu comentario :(
ResponderBorrarEs verdad, seguro de que sus cabezas no nos dicen nada. Sin duda que la genialidad les viene de otro lado. Más allá de la mente.
¡Abrazo!