Todo comenzó con la abstracción que le imponían las ecuaciones matemáticas: sus metas propuestas lo llevaban a recluirse días completos. Solo el llamado del cuerpo desviaba su trabajo: comía, reposaba y regresaba a sus continuos cálculos. Con el tiempo, juzgó que esos reclamos corporales paralizaban su avance. Decidió robarle horas al descanso, a sus comidas, para meditar acerca de las exigencias de la carne, frente a la libertad del espíritu. Sin detenerse, elevó su mente y su conciencia, despegándose de las necesidades terrenales. No recuerda el momento exacto en el que se separó de su cuerpo y le resulta curioso ver a sus familiares y amigos transportando el ataúd.
Se siente a gusto en esta nueva esencia, en este alejamiento de lo material. Además, se ha encontrado con muchos genios que creía muertos.
© Sergio Cossa 2012
Pensé que el micro se encaminaba hacia el horror de la anorexia, me equivoqué. Al igual que su protagonista, el narrador de este micro busca, y encuentra, espiritualidad.
ResponderBorrarOjalá así sea para todos, Sergio. Ojalá.
Un fuerte abrazo
Gracias por ese comentario, Patricia. Es realmente lo que busqué con el micro.
Borrar¡Un abrazo!
No me equivoqué en bautizarte con el nombre de "el señor del microrrelato". Es más que subyugante la narración exquisita con que nos llevas a lo "inmaterial" y lo que nos deja pensar que este "estuche" que llevamos puesto, es sólo la caja donde navega nuestra alma.
ResponderBorrarun beso.
Vlanka.
Vlanka, apenas un humilde iniciado en esto de los microrrelatos. Pero lo bueno es no cansarse de aprender.
Borrar¡Un beso!
Sergio:
ResponderBorrarMuy bueno tu microrrelato.
Me trajo a la memoria un chiste, que seguro conocés.
Es el del campesino avaro, que para ahorrar en pasturas, le daba de comer cada día menos al burro, para enseñarle; fue triste, pues el día que logró que aprendiese, se le murió.
Respecto a las obsesiones como la del personaje de tu cuento, es llamativo que para pensar en las cuestiones de la vida, se olvidó de vivirla.
Curiosamente, es un relato válido tanto para los creyentes, como para los adoradores de la ficción.
Un gran abrazo.
Al menos no le interesó vivir la vida terrenal. Confió en que había otra más allá y fue a buscarla.
BorrarNo creo que lo hiciera para ahorrar comida, como el pobre burro :))
Un gran abrazo, Arturo.
Quiero imaginar que algún día seré etérea y me reuniré con todos los que ya no están.
ResponderBorrarEl chiste de Arturo, es casi una realidad, yo conozco algún caso muy parecido y no precisamente con burros......
Sergio, como siempre, preciso y precioso. Me alegro de haberte conocido y poder disfrutar de tus micros.
Saludos
Sería bueno encontrar a nuestros seres queridos algún día. Podríamos aprovechar la oportunidad para pedirle perdón a más de uno...
BorrarGracias a vos, ely, por pasar siempre por acá.
¡Saludos!
Muy interesante tu Blog y genial el microrelato
ResponderBorrarsaludos
Muchas gracias, Berto. Bienvenido a mi blog.
Borrar¡Saludos!